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Economía

¿Por qué Zara, Mango, Primark y el resto de gigantes textiles se apuntan a la moda de las megatiendas?

Por Redacción Capital

un monstruo del consumo al que en el sector les gusta llamar flagship o megastore.

La catalana Mango, que recientemente ha presentado unos resultados económicos muy buenos, también ha caído en la moda de abrir tiendas gigantescas, con superficies entre los 800 metros y los 3.000 metros cuadrados, que integren a todas las línas del grupo (MANGO, H.E. by MANGO, MANGO Touch, Violeta by MANGO, MANGO Kids y MANGO Sport&Intimates). Lo mismo le ha ocurrido a Desigual o a Primark, demostrando esta última que la ropa lowcost no está reñida con escaparates tamaño XXXL.
Es tal el aluvión de peticiones por encontrar locales aptos para abrir tiendas bandera que los centros comerciales de toda la vida se encuentran con serios problemas para retener a muchas marcas, debido a que no tienen espacios de semejantes superficies. Quizá por ello algunas marcas están emigrando a los nuevos complejos comerciales, tipo Puerto Venecia (Zaragoza) que sí tienen capacidad de sobra para abrir estas moles.
El último en aterrizar en el mercado español, aunque todavía no lo ha hecho de forma física ya que solo vende por Internet en nuestro país, también se ha apuntado a esta corriente que apuesta por el gigantismo. Se trata de la británica Marks & Spencer, que también ha anunciado su vuelta comercial a España con la apertura de dos megatiendas en Madrid y Barcelona.

Ahora bien, ¿son este tipo de locales rentables para las marcas? ¿Por qué ya no sirve el formato de tienda de tradicional y se apuesta por estas moles que requieren de gastos descomunales para su mantenimiento? La respuesta es que algunas sí otras no. Pero eso a las marcas no es que les importe demasiado.
Efectivamente. No se trata de ninguna broma. A las firmas textiles no les preocupa demasiado que las flagships sean rentables. Antes prefieren cerrar 20 tiendas pequeñas que un megastore. El motivo es bien sencillo: imagen de marca. Estamos en unos tiempos en los que el consumidor necesita de mucho más que la típica oferta de toda la vida para levantarse del sillón y salir a gastarse sus escasos euros en un local comercial o en una calle comercial. Por ese motivo, las empresas necesitan ofrecerle mucho más para destacar sobre el resto. De esa forma se captan más clientes, ya que ven que están entrando en un lugar donde vivirán una experiencia más que en una tienda donde encontrar los últimos trapos de la temporada.

A pesar de ello, muchas de esos locales no llegan a proporcionar los beneficios por ellos mismos. Pero sí que aportan a la empresa mucho más. Primero, y como decíamos antes imagen de marca y segundo, y quizá más importante, le proporciona el escaparate perfecto para que luego el consumidor realice sus adquisiciones a través de Internet. Algo que está ocurriendo cada vez con mayor asiduidad.
Resulta evidente que los tiempos del comercio han cambiado. Lo que antes era la madre del cordero ahora no sirve ni para retales. Pero, ¿seguirá siendo igual después de la crisis? La tendencia es que así será, ya que el concepto megastore es algo mundial. Eso sí lo complicado va a ser encontrar locales que pueden ofrecer las características de extensión y localización que requieren estas flagships. Pero eso es un problema que tendrán que resolver las inmobiliarias y los gigantes textiles. Por cierto, el único que parece no haber entrado en este juego y se encuentra satisfecho con sus tiendas pequeñas o medianas es H&M. ¿Podrá resistirse mucho tiempo a esta moda que no parece que vaya a ser pasajera? Sus resultados económicos, con importantes crecimientos, parecen indicar que tampoco es que deban tener demasiada prisa por cambiar de formato.]]>

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