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Revista Capital

Los empresarios, descontentos con la clase política y las organizaciones empresariales y sindicales

Por Redacción Capital

El libro 'Más allá de los negocios. Miradas y visiones de empresarios sobre la economía, la sociedad y la política', basado en un proyecto de investigación financiado por Funcas y presentado ayer en Madrid, ofrece una panorámica de los razonamientos y las opiniones de cuarenta empresarios y directivos, de prácticamente todas las comunidades autónomas y de diversos sectores económicos, sobre cuestiones económicas, políticas y sociales. La voz de los empresarios, escuchada a través de entrevistas en profundidad y recogida en este libro editado por Funcas, expresa descontento con la clase política y las organizaciones empresariales y sindicales, así como con la dimensión regulatoria de las Administraciones Públicas.

A los políticos les exigen una mayor voluntad de alcanzar pactos estables y resolver problemas crónicos y les reprochan su limitada competencia técnica y su tendencia a anteponer los intereses políticos a aquellos problemas que preocupan verdaderamente a la sociedad. De las instituciones de representación de intereses los empresarios entrevistados critican su limitada representatividad, la excesiva politización y el comportamiento poco ético de algunos de sus líderes. Creen asimismo que las Administraciones Públicas no facilitan la actividad empresarial, tanto por el excesivo burocratismo como por la profusión y diversidad territorial de la normativa con incidencia en las empresas.

En cuanto a la economía, los empresarios entrevistados relacionan los males de España -en particular, el elevado paro- con su debilidad industrial y la excesiva dependencia de la construcción y de los servicios de hostelería, turismo y restauración. No obstante, señalan que las demandas de cambio de modelo productivo no pueden pasar por alto las ventajas de España en esos sectores y, más que por una nueva distribución sectorial, apuestan por mejorar la calidad en los bienes y servicios en los que tradicionalmente la economía española ha sido fuerte y tiene ventajas competitivas naturales.

Una preocupación añadida es el tamaño de las empresas españolas. Los empresarios entrevistados consideran que la reducida dimensión de las empresas dificulta la inversión en tecnología y, por tanto, la consecución de mejoras en productividad, competitividad y empleo. La innovación es, en su opinión, el criterio fundamental que debería orientar el avance hacia un mejor modelo productivo, menos vulnerable al ciclo económico y más capaz de generar empleo estable y mejor retribuido.

Respecto al mercado de trabajo, reivindican una mayor flexibilidad en el mercado de trabajo, tanto respecto a las modalidades de contrato como, sobre todo, a los costes de despido, a su juicio, una de las principales barreras para la creación de empleo. Otro principio aceptado por el colectivo es mantener la estructura salarial vinculada con la productividad.

Capacidad y disponibilidad son dos de las cualidades cruciales que, en opinión de los empresarios entrevistados, cabe esperar de quienes ocupan puestos de elevada responsabilidad en la actividad empresarial. En capacidad profesional, las mujeres reciben una valoración muy alta. Sin embargo, aunque no se reconozca abiertamente, se presupone que la maternidad y la dedicación familiar limitan a menudo su disponibilidad. Se tiende a pensar que la presencia femenina en las élites y, en general, en el mundo de la empresa, se equilibrará con el tiempo; es decir, a medida que se distribuyan de forma equitativa las tareas domésticas y cambien los patrones culturales, se reducirán las brechas de género existentes.

Sistema educativo desconectado de las empresas
Los empresarios entrevistados definen la educación como una inversión en lugar de un gasto, en tanto que es fundamental no solo para la marcha de la economía y de las empresas, sino también para la cohesión social. Ven el capital humano como la clave de un modelo productivo internacionalmente competitivo a largo plazo, basado más en la calidad de la mano de obra que en la cantidad.

Bajo esta premisa, lo que más les preocupa es el desajuste entre los aprendizajes que proporciona el sistema educativo a los estudiantes y las competencias que precisan las empresas. También son conscientes de la desfavorable evaluación de los españoles en lenguas extranjeras y reclaman mejorar el aprendizaje de idiomas, en particular, del inglés.

En general, los empresarios demandan un pacto de Estado que confiera estabilidad al sistema educativo y que este sirva para adecuar la formación de la población activa a las exigencias de un mercado laboral muy cambiante. La formación profesional sería clave en el futuro educativo español y ayudaría a mitigar la desconexión del sistema educativo con el productivo.

Sociedad con talento
En términos sociales, los empresarios entrevistados no dudan en valorar muy positivamente el país y destacan el talento y la capacidad de trabajo de los españoles. También mencionan como fortalezas de la sociedad española su capacidad de superación, solidaridad y generosidad en momentos críticos. Entre las debilidades, citan la falta de confianza en su potencial, y también su marcado individualismo en determinadas cuestiones, así como la excesiva tolerancia hacia comportamientos individuales ventajistas y socialmente desconsiderados, sobre todo, de personas próximas.

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