La primera gran movilización mundial contra el cambio climático impulsada por los jóvenes llega este viernes a cerca de 1.700 ciudades de más de 100 países, entre ellos España, donde están previstos 62 actos, entre los que figura una concentración frente al Congreso de los Diputados a las 12.00 horas.
Esta movilización climática de jóvenes, que algunos asemejan al 15-M que sacudió España en 2011 con protestas ciudadanas ante los efectos de la crisis económica, se convertirá en el punto culminante de las huelgas que la sueca Greta Thunberg, de 16 años, comenzó a hacer el pasado mes de agosto en Estocolmo en protesta por la falta de acción de los gobiernos para luchar contra el calentamiento global.
Thunberg prendió la llama de "Fridays for future", un movimiento social que celebra este viernes movilizaciones en 1.693 ciudades de 106 países, cifras que han ido aumentando con el paso de los días, informa Servimedia.
Los países con más huelgas climáticas de jóvenes son Francia (210 ciudades), Alemania (196), Italia (182), EE.UU. (166), Suecia (123), Reino Unido (108) y España (62).
Uno de los actos principales en España tendrá lugar a las puertas del Congreso de los Diputados, en Madrid. "El punto de no retorno de la Tierra está cerca y no queremos quedarnos de brazos cruzados. En 2035 la crisis ambiental del planeta no tendrá solución. Por eso, debemos salir a la calle y exigirle a ayuntamientos y gobiernos que actúen ya", indican los organizadores de Fridays For Future Spain.
Además, se han convocado movilizaciones 30 capitales de provincia, concretamente A Coruña, Albacete, Alicante, Almería, Badajoz, Bilbao, Burgos, Castellón de la Plana, Cáceres, Cádiz, Córdoba, Girona, Huelva, Huesca, Jaén, Las Palmas de Gran Canaria, Murcia, Málaga, Ourense, Oviedo, Palma, Pamplona, Santa Cruz de Tenerife, Santander, Sevilla, Soria, Tarragona, Valencia, Vitoria y Zaragoza.
El Sindicato de Estudiantes ha convocado una huelga para los alumnos de Enseñanzas Medias y Universidad en España. La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha mostrado en varias ocasiones su simpatía por la huelga climática de jóvenes y las movilizaciones han concitado el apoyo de Amnistía Internacional y organizaciones ambientales como Greenpeace y Ecologistas en Acción.
El movimiento estudiantil se ha agrupado en España en torno a Juventud por el Clima, cuyo manifiesto para el 15-M climático, indica que el de ahora es "un momento clave de nuestra historia" porque hay que "escoger entre políticas que no respetan los derechos fundamentales de las personas y que agreden nuestro entorno o bien elegir dar un paso al frente y exigir medidas que mejoren la calidad de vida de la ciudadanía, que respete nuestro medioambiente y que no pongan en peligro nuestro futuro".
"Necesitamos ponernos en marcha desde ya, pues las consecuencias del cambio climático en nuestro país son claramente visibles, la posibilidad de que el nivel global del mar suba tres metros de aquí al año 2100 es real, el 74 por ciento del suelo español está en proceso de desertificación y se prevé que un 20% de lo que hoy está a salvo se verá en riesgo dentro de 50 años", apuntan los jóvenes en el manifiesto.
El texto añade que la acidificación del océano y el cambio que están experimentando las corrientes marinas está modificando la distribución de las especies, y el impacto del aumento de la temperatura y de las emisiones de CO2 está desencadenando alteraciones en el régimen de vientos, afloramientos o evaporación del agua con resultados preocupantes.
"La entrada de especies invasoras está destruyendo la biodiversidad de nuestro país debido a las nuevas condiciones climatológicas, incluidos nosotros con la entrada de nuevos microorganismos que debido al cambio climático vienen del norte de África y nos provocan nuevas enfermedades para las que no estamos preparados", añade.
Por ello, los jóvenes activistas climáticos en España concluyen: "Nos jugamos mucho, nos jugamos nuestro futuro. Si los políticos no hacen nada, haremos que nos oigan. La situación es extrema: la crisis ecológica se ha agudizado en los últimos años y ya no hay rincón del planeta que sea ajena a esta urgencia. El coste de la pasividad es enorme. Hace falta cambios profundos en un modelo económico cuya principal víctima somos nosotros mismos".
