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Opinión

Redacción Capital

Un momento apasionante

Nos encontramos en un momento fascinante en el mundo financiero. La tecnología siempre ha sido parte importante del sector, pero su evolución se ha vuelto vertiginosa desde la década de los 90, cuando los costes de las infraestructuras todavía eran enormes y, por tanto, los bancos eran los únicos responsables de mantener e impulsar estos avances. Precisamente, la reducción de los costes de entrada para los requisitos reglamentarios y la accesibilidad es lo que distingue a las nuevas tecnologías de las del pasado.

Los últimos diez años han visto un crecimiento tecnológico que no solo se debe a la mayor disponibilidad y accesibilidad, si no a la irrupción de empresas ágiles, con modelos de negocio y procesos radicalmente distintos. El ecosistema bancario y el papel de las FinTech es, actualmente, uno de los escenarios más apasionantes en el que verse envuelto.

Ese segmento de startups y empresas que utilizan las últimas tecnologías para acelerar la digitalización del sector financiero cuenta con una visión colaborativa que ha revolucionado el mercado. Han conseguido desarrollar nuevos productos y servicios alternativos a los tradicionales que hacen más eficientes los procesos con el objetivo principal de mejorar la experiencia final del usuario.

Por eso vemos que su importancia se refleja en la sociedad en general, sobre todo, a través de dos funciones claves: primero, la aceleración de la Innovación, nadie puede negar que han hecho apretar el paso a los grandes gigantes del sector; y, segundo, la inclusión y democratización, permitiendo el acceso a todos los productos financieros independientemente del cliente, su nivel económico, conocimientos técnicos, edad o lugar de residencia, por remota que sea.

Y es precisamente la evolución de las expectativas de esos clientes, que cada vez se aleja más de las dicotomías tradicionales: entre lo digital y lo físico o lo global y lo local; lo que refleja verdaderamente lo que han supuesto como elemento disruptor. Hasta ahora, los bancos se han mantenido en el negocio fomentando la confianza construida con sus clientes y, por eso, aunque pudiéramos desear servicios personalizados, aceptábamos resignados los que nos ofrecían.

La evolución de las tecnologías ha presentado oportunidades para las grandes entidades. Hemos visto su rápida adaptación a los dispositivos móviles, perfectamente integrados en nuestro día a día y que ya son una parte esencial de las relaciones que construimos con cualquier servicio o producto que consumimos. Y ahora vemos cómo empiezan a entender las implicaciones del blockchain, que nos presenta formas alternativas de gestionar esa confianza en la que basan su actividad, gracias a enfoques matemáticos y sin interferencias humanas. Las posibilidades de colaboración que nos encontramos entre las corporaciones tradicionales y las ágiles FinTech son infinitas. En nuestro día a día somos facilitadores de colaboraciones que creemos que pueden cambiar las cosas.
Pero a todo ello, ya de por sí apasionante, se suma un hito que puede marcar el devenir, no solo del sistema financiero tal y como lo conocemos, si no del modelo económico español y europeo: el sandbox.

El sandbox, definido como un campo de pruebas donde testar productos o servicios financieros de forma controlada, es la gran oportunidad para nuestro país de atraer iniciativas innovadoras que supongan un verdadero salto adelante. Startups, scaleups y entidades financieras, no solo nacionales sino internacionales, pueden ser las protagonistas de la próxima gran revolución, junto a otros agentes que, humildemente, tenemos el privilegio de jugar un papel. Su aprobación permitirá generar 5.000 empleos más en los próximos dos años y atraer 1.000 millones adicionales de inversión. Además, acelerará la transformación de la innovación financiera, animará una mayor competencia, reducirá las barreras de acceso y agilizará procesos.

En este punto ya es evidente el valor y el importante papel que el sector FinTech tiene que jugar en la sociedad y en los mercados. Y es precisamente ahora que ya ha demostrado que puede cambiar, incluso, cómo te relacionas con una entidad financiera y quién tiene acceso a ellas, cuando recibe el apoyo institucional para dar el siguiente paso. El Gobierno ha dejado a un lado lo urgente para centrarse en lo importante: situar a España a la vanguardia de la innovación. Seguiremos siendo testigos del futuro.

Rodrigo García de la Cruz es CEO de Finnovating.

Columna publicada en el número de marzo de 2019 de la revista Capital.

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