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Directivos

Álvarez de Toledo asegura que su destitución “no es buena” para el PP ni para España

Por Redacción Capital

La hasta ahora portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Cayetana Álvarez de Toledo, lamentó este lunes su destitución en esa responsabilidad porque “no es bueno” para el grupo parlamentario, para el partido ni para España y reprochó a quien ha tomado esa decisión, el presidente del PP, Pablo Casado, que lamine un “pensamiento crítico” que no supone cuestionar su autoridad.

En una extensa comparecencia ante los medios de comunicación a la entrada del Congreso, Álvarez de Toledo explicó que este domingo Casado le pidió interrumpir sus vacaciones y reunirse con él en Madrid, encuentro de casi dos horas que han mantenido este lunes y en el que el presidente del PP le ha explicado los motivos de la destitución.

Pese a agradecer el “inmenso honor” de dirigir el Grupo Parlamentario Popular durante un año y su compromiso con una España de “ciudadanos libres e iguales”, juzgó “desdichadas” las razones expuestas por Casado para justificar su decisión, y dejó claro que no las comparte.

La principal de esas razones es que la entrevista concedida por ella a ‘El País’ supone un “ataque en toda regla a su autoridad en varios frentes”, de lo cual se desprende que, para Casado, la libertad de su portavoz es “incompatible con su autoridad”, una tesis que ella no comparte.

En su opinión, esa tesis implica “infravalorar la fuerza constructiva de la libertad y del pensamiento crítico”, y frente a ello defiende que la discrepancia no es sinónimo de deslealtad y que el pensamiento propio no es un ataque a la autoridad.

"CONCEPCIÓN REDUCCIONISTA"

Pese a reconocer que ha podido decir cosas “heterodoxas” o que no han gustado a algunos compañeros de partido, aseguró que nunca no ha hecho en detrimento de Casado ni de los intereses del centro derecha. Al contrario, se mostró convencida de que el presidente del PP necesita a su lado personas leales, pero también con criterio propio.

Álvarez de Toledo se reafirmó en que el ejercicio de la propia libertad no es un “capricho”, sino que forma parte de las obligaciones de quienes se dedican a la política, una actividad seria y adulta que va unida al pensamiento crítico sobre la realidad.

Cargó por ello contra la “concepción reduccionista” de esa libertad, que convierte a los partidos en meros repetidores de consignas fabricadas en las sedes, colectivos “homogéneos” en los que ella nunca ha creído. El PP podrá ser ahora más homogéneo, alertó, pero no por ello más grande ni más fuerte, sino “más pequeño y más pobre”.

Se reafirmó también en que la destitución de Gabriel Elorriaga como asesor del Grupo Parlamentario fue una “invasión de competencias” de la dirección del partido en la autonomía de la formación en el Congreso.

A quienes interpretan su destitución como un giro del PP hacia la moderación frente a la radicalidad, les respondió que España es “ese insólito país donde la moderación de una persona la mide el nacionalismo y la extrema izquierda”

Sobre su supuesto papel como “adalid de Vox” dentro del PP, se mostró convencida de que ningún dirigente del PP ha sido tan duro con el partido de Santiago Abascal como ella, incluso quienes gobiernan apoyados por ese partido, pero “pasan por moderados” por gozar de ese “favor mediático”.

NEGOCIACIÓN PRESUPUESTARIA

Explicó, como otro de los motivos de su destitución, que a Casado “le preocupaba” su posición en contra de un posible acercamiento con el Gobierno en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado, y también contraria a “repartirse” con el PSOE los cargos del Consejo General del Poder Judicial.

De hecho, aseguró que la han mantenido apartada de esa negociación, por lo que no conoce los detalles, pero alertó de que la Justicia es “el último dique de contención” al proyecto de Sánchez con Podemos y los independentistas, y además ella es partidaria de la regeneración de ese poder, lo que implica que los jueces elijan a los jueces.

A quienes piensen que esa posición la coloca entre “los duros”, les respondió que también es partidaria de un Gobierno de concentración de los constitucionalistas, lo que desmiente esa tesis. Después de defender su posición en la Junta Directiva Nacional, “he matizado mi opinión, porque veo la realidad y sé lo que pasa: Sánchez prefería una coalición ultra”. Por ello, cree que hay que exigir a Sánchez que vuelva a la centralidad y rompa con Podemos.

Además, prosiguió, Casado le ha dejado claro que “no le interesa la batalla cultural”, que para ella es crucial, y que pasa por acabar con la guerra civil y la dictadura como argumentos políticos, porque están en juego los valores de la Ilustración y porque, también, estratégicamente al PP le interesa.

Precisó, en ese sentido, que el PP no quiere sufragar el recurso ante el Tribunal Constitucional para que consten en el Diario de Sesiones las palabras textuales que ella dirigió a Pablo Iglesias llamándole “hijo de un terrorista”, pero insistió en que ella seguirá dando esa batalla.

(SERVIMEDIA)

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