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efecto invernadero

Los registros de contaminación de las últimas semanas muestran que la ganadería no es la responsable principal del cambio...

Los sectores de producción ganadera, elaboración y comercialización de carne han seguido realizando sus actividades desde la declaración de la pandemia del COVID-19 para mantener abastecida a la población de forma adecuada con alimentos seguros y de calidad. Desde hace meses, algunos medios han puesto el foco en la ganadería y la producción de carne como uno de los principales responsables del calentamiento global de la Tierra, a través de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), planteando que había que reducir drásticamente el consumo de estos alimentos para salvar el planeta. Sin embargo, las emisiones de los sectores ganaderos, que se registran como las de todas las demás actividades humanas, no son ni mucho menos las principales responsables de la contaminación del aire y el cambio climático. Organizaciones como Greenpeace han informado que, en la primera semana de estado de alarma, los valores medios de dióxido de nitrógeno en ciudades como Madrid apenas alcanzaron el 40% del límite fijado por la Organización Mundial de la Salud y la UE, y en la semana del 11 al 17 de abril esos valores eran solo de un 24,6% en Madrid, un 33% en Barcelona o un 22,3% en Sevilla. Igualmente, un estudio desarrollado en el Centro de Tecnologías Físicas de la Universitat Politècnica de València con datos de la Agencia Espacial Europea, indica que los niveles de concentración de dióxido de nitrógeno han disminuido una media del 64% en las principales ciudades españolas tras las medidas decretadas contra el COVID-19. Unos 1.000 millones de personas viven de la ganadería y la producción de carne en el mundo, de ellos más de 2 millones en España, cuyo sector ganadero-cárnico reafirma su compromiso con la sostenibilidad, la mejora del medio ambiente y la reducción de los gases de efecto invernadero. Según los…
La automoción es un sector clave para la economía española: España es el octavo país del mundo en producción automovilística y el que más contribuye en emisiones de gases efecto invernadero. En este sentido, el transporte genera en España el 26% de las emisiones totales, y en concreto, el coche particular se lleva la mayor parte con un 63% de éstas. El informe "La transición hacia una automoción baja en carbono. Desafíos y oportunidades para la inversión sostenible", elaborado por el Instituto de Innovación Social de ESADE y la Fundación Caja de Ingenieros, concluye que, para evitar consecuencias graves para el medioambiente y la salud de las personas, es necesario evolucionar hacia un sector más sostenible, con medidas como el fomento del vehículo eléctrico, la desinversión en combustibles fósiles, la mejora en la eficiencia de los carburantes o el replanteamiento de la movilidad en general. Para Daniel Arenas, autor del informe y profesor de ESADE, "uno de los mayores retos es potenciar la compra del vehículo eléctrico, que debería representar el 35% de las compras para el año 2030” y añade que "la administración debe contribuir y regular las limitaciones de coste convencionales en las ciudades". Desde el punto de vista financiero, el presidente general de la Fundación Caja de Ingenieros, Josep Oriol Sala, afirma que "el rol del sector financiero en la descarbonización es de vital importancia para la transición energética hacia una economía baja en carbono debido a su capacidad para financiar proyectos del ámbito de la tecnología baja en carbono o por el fomento de la Inversión Socialmente Responsable". Movilidad sostenible: necesidad y desafío El estudio de ESADE y la Fundación Caja de Ingenieros apunta que, en contraste con la tendencia europea, en España las emisiones de gases efecto invernadero crecieron un 17,8% desde 1990. Esta tendencia…