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La geopolítica, principal riesgo para la economía en 2024

La geopolítica es la cuestión que más incertidumbre genera para la economía mundial, al menos según Inversis, filial de Banca March. Los conflictos bélicos y las numerosas elecciones por todo el mundo serían las causas para esta incertidumbre. Ignacio Muñoz- Alonso, estratega jefe macroeconómico de la entidad, ha concretado en la presentación trimestral de perspectivas y estrategias inversoras que, en un entorno de relativa estabilidad macroeconómica, cobran especial relevancia el aumento de las tensiones en Oriente Próximo tras el ataque de Irán contra Israel y que eleva las probabilidades de que se internacionalice el conflicto. Del otro lado, ha apuntado en dirección a las elecciones presidenciales de Estados Unidos previstas para noviembre entre Trump y Biden, ya que el regreso del primero implica la posibilidad de que un cambio de gobierno provoque un "volantazo" en la política exterior norteamericana en asuntos de calado internacional, como la posición en la OTAN o en la guerra de Ucrania. Entrando al análisis más propiamente económico, desde Inversis han apuntado que Estados Unidos, tras un 2023 en el que batió las expectativas de crecimiento gracias a factores como el fuerte consumo, encara ahora un 2024 en el que precisamente se verá una contracción del consumo, pero un aumento del gasto público -por el año electoral- que mantendrá la actividad económica. Con todo, la economía estadounidense tendrá que asumir una inversión empresarial que sigue siendo la gran rezagada por los elevados costes financieros y el estancamiento de pedidos industriales. Bajo esa premisa y sumado a unos datos inflacionistas todavía por encima del 3% y lejos de los objetivos de la Reserva Federal (Fed), desde Inversis apuestan que la primera bajada de tipos no arrancará hasta verano y no superaría los tres descensos de tipos -ahora están en el 5,25-5,5%- en el resto del ejercicio. Respecto a…
Las reuniones del Grupo Bilderberg aglutinan a 130 personas de las más altas esferas sociales y son el blanco perfecto de las teorías conspirativas ¿Cómo combatimos el comunismo? ¿Es viable invertir en España en plena crisis de 2008? ¿Deberíamos rescatar la economía griega? ¿Qué hacemos para detener a China? Estas son algunas de las preguntas sobre las que se ha discutido en el seno del Club Bilderberg, una organización que está vetada para la mayoría de personas del planeta, pero donde se discuten algunas de las propuestas que serán esenciales a posteriori para el devenir de la economía mundial. De las cenizas de la guerra a dominar el mundo Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el enfrentamiento entre Estados Unidos y la URSS era inminente. Las dos nuevas superpotencias estaban creando esferas de influencia rápidamente, pero Europa quedaba en medio. La división de Berlín era ejemplo suficiente para aceptar que los dos mundos estaban destinados a no entenderse. Y en Europa, que estaba partida e influenciada por ambos bandos, comenzó a gestarse un fuerte sentimiento anti americano. El Plan Marshall no había ayudado a todos por igual y el convertirse en títeres de Estados Unidos no era algo que los ciudadanos del Viejo Continente estuvieran dispuestos a aceptar. Para paliar este rechazo que preocupaba a la élite europea, personalidades como el consejero polaco Jósef Retinger decidieron organizar una reunión con personas influyentes de ambos lados del Atlántico. Así, el 29 de mayo de 1954 nació el Club Bilderberg, cuyo nombre se toma directamente del hotel neerlandés donde se celebró el primer encuentro. Entre los invitados más destacados de aquella primera cita habría que nombrar a Bernardo de Lippe-Biesterfeld, príncipe consorte de los Países Bajos, a David Rockefeller o al primer ministro belga Paul van Zeeland. La idea era…
La divisa de Ucrania ha quedado en segundo lugar con la invasión rusa, pero su futuro permanece tan incierto como el fin del conflicto “Si sirves a la naturaleza, ella te servirá a ti”. Si hay una población convencida de este principio es la ucraniana. El vasto país de Europa del este, en el que solo la invasión rusa ha detenido al unísono el sosiego de sus montañas boscosas, de su sinuosa costa que se asoma al mar Negro y de las praderas que dibuja el río Dniéper, rinde homenaje continuo a su hábitat en toda la simbología nacional: su nombre hace alusión a sus orígenes de tierra de frontera, los colores azul y amarillo de su bandera simbolizan el cielo sobre sus cultivos de cereales y su moneda se rodea de representaciones de hojas de roble y espigas de trigo aludiendo al poder de la fértil Ucrania. Junto a la simbología vegetal, en el centro de la moneda oficial ucraniana aparece un tridente, el `Tryzub`, que fue adoptado como escudo, en 1918, cuando se constituyó la República Popular. Durante el período soviético, cuando pasó a denominarse República Socialista Soviética de Ucrania, tanto ese escudo como el color amarillo desaparecieron y solo eran utilizados por los grupos anticomunistas que buscaban la independencia del Kremlin. Después de desmoronarse el bloque de la URSS, la nueva Constitución recuperó aquel símbolo en 1992. Como apunta a Capital la Cámara de Comercio ucraniana, “ese mismo año se realizaron las primeras acuñaciones de la nueva moneda en la Luhansk Cartridge Factory: la grivna (hryvnia, pronunciado en ucraniano). Su nombre deriva de la forma eslava griva, que significa `cabellos´ y hace referencia a un collar de considerable valor. Más tarde, este término se empleó para medir lingotes de oro y plata”. Pero la moneda de curso legal…