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Más de un millón de asalariados faltaron a su trabajo durante el último trimestre de 2023

El absentismo laboral o el incumplimiento de la jornada laboral estipulada en el contrato del trabajador -que se refiere al conjunto de horas no trabajadas debido a motivos ocasionales, excluyendo explícitamente las pérdidas relacionadas con ERTEs, vacaciones y días festivos- registra nuevos datos en España, con un aumento de 0,6 puntos porcentuales con respecto al año anterior. Las cifras las ha proporcionado el centro de estudios y divulgación The Adecco Group, con la puntualización de que estas ausencias son voluntarias, estén o no justificadas: “Respecto al absentismo por Incapacidad Temporal, la tasa es del 5,6%, con un incremento de 0,1 puntos porcentuales, y 0,5% puntos porcentuales, en comparación con el trimestre anterior y con el cuarto trimestre de 2022, respectivamente”. El citado informe concluye que las horas no trabajadas por absentismo “equivalen a que 1.168.968 asalariados no trabajaron durante el último trimestre de 2023”. Comunidades autónomas y sectores más castigados La tasa de absentismo en España ha sido objeto de análisis y debate en relación con otros países europeos. Nuestro país tiene una tasa de absentismo relativamente alta en comparación con la media de la Unión Europea y las variaciones están influenciadas por factores como la estructura económica, la legislación laboral, las políticas de salud y seguridad en el trabajo, entre otros. En concreto, España lidera junto a Francia y Portugal el absentismo temporal en Europa, con un coste del 1,4% del PIB (según se refleja en el 'Estudio socioeconómico sobre la evolución de la incapacidad temporal y la siniestralidad en España', elaborado por Umivale Activa y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas). Si segmentamos por comunidades autónomas, Asturias pasa a tener la mayor tasa de absentismo -con un porcentaje del 8,3%-, seguida del País Vasco y Galicia. Al contrario, las tasas más bajas se encuentran en Andalucía, La Rioja, Castilla-La…
"Un día adicional de descanso supone reducción de estrés, mayor dedicación a actividades personales y mayor motivación intrínseca de la persona”  En un mundo en el que la tecnología avanza a pasos agigantados y las expectativas sobre el equilibrio entre vida laboral y personal están encima de la mesa en todos los equipos de trabajo, la idea de una jornada laboral de cuatro días va ganando terreno como un posible cambio paradigmático en la forma en que concebimos el trabajo. Se trata de un tema que está generando un debate significativo sobre su viabilidad, tanto para los empleados, como para los empresarios.  La implantación de una jornada laboral de cuatro días en una organización requiere una revisión de los paradigmas, tanto para los colaboradores, como para los directivos y empresarios. Cuestiones como la flexibilidad, la autonomía, el bienestar o la productividad basada en resultados requieren de una apertura mental por parte de los puestos de mayor responsabilidad, así como de un cambio de hábitos en los colaboradores de la organización.  Mejora de la calidad de vida  Lo que ya se ha demostrado es que una implantación efectiva mejora, no sólo la calidad de vida de las personas, sino que, además, impulsa la eficiencia y la satisfacción en el entorno laboral. El asunto va más allá de ajustar, simplemente, el número de horas trabajadas. Implica un replanteamiento completo de la relación entre el tiempo dedicado al trabajo y otros aspectos de la vida.  Por ejemplo, el enfoque debe cambiar de horas a resultados, evaluando y reconociendo la eficiencia y la calidad del trabajo realizado, más que la cantidad de horas dedicadas a él que mide la presencialidad. En este sentido, se debe virar hacia procedimientos que contemplen la confianza y la autonomía, mediante la utilización de tecnología y herramientas eficientes que…
Una cantidad relevante de expertos cree que puede mantenerse la productividad en un tiempo más limitado La semana laboral de cuatro días es una idea que está ganando terreno en varios países, incluyendo el Reino Unido, donde algunas empresas han decidido experimentar con ella y el 95% de los expertos han concluido que la productividad se había mantenido, o incluso aumentado. Surge como una alternativa al modelo tradicional de cinco días de trabajo a la semana. Esta idea se basa en la creencia de que, trabajando menos horas, los empleados pueden ser más productivos y tener una mejor calidad de vida. ¿Dónde está la trampa? Sin embargo, también existen algunas desventajas en relación con esta idea. En primer lugar, la implementación de una semana laboral de cuatro días puede generar mayores costos para las empresas, ya que tendrían que contratar más personal para cubrir las horas que quedan sin cubrir. O la dificultad algunas empresas y sectores de adaptarse a una jornada de trabajo más corta sin reducir la producción o los ingresos. A pesar de ello, ese último punto el gobierno de España ha incluido en su presupuesto diez millones de euros para financiar el programa en todo el país. Un plan piloto en el que seleccionan a unas empresas para reducir las horas, a cambio recibirán entre dos mil y tres mil euros por cada trabajador. Pero ojo, las compañías seleccionadas no pueden reducir el sueldo de los empleados ni imponerles teletrabajo los días de descanso. Otras dificultades pueden ser para los propios empleados al intentar ajustarse a una semana laboral más intensa en los días de trabajo, lo que puede llevar a una mayor fatiga y estrés. Tendrán que adaptarse lo antes posible a este sistema para que no afecte negativamente a los números de la empresa.…
Según un informe sobre flexibilidad y competitividad empresarial realizado por Adecco y Cuatrecasas, el 74% de compañías ve inviable la jornada laboral de cuatro días. Otro 14% sí lo ve factible siempre que el salario sea proporcional al tiempo trabajado. Por su parte, un 12% de las empresas considera que podría lograr la jornada laboral de cuatro días incluso manteniendo el nivel salarial actual de sus trabajadores. Entre las principales razones para no ver viable la implantación de la jornada de cuatro días, el 52% asegura no tener margen de productividad para armonizar una jornada más reducida a la semana y un 42% dice que no dispone de margen de beneficio para mantener el nivel salarial con una jornada menor. Por su parte, un 22% ve un "hándicap" adicional el no disponer de procesos automatizados o automatizables que permitan amortizar esa reducción y, por último, un 7% afirma que la jornada de cuatro días no es sostenible por razones de seguridad y salud de los trabajadores. El 38% de las compañías españolas entiende ya la flexibilidad como parte de su plan estratégico de futuro, aunque un 21% de ellas lo ve solo como una herramienta para gestionar la crisis derivada de la pandemia y la situación de emergencia sanitaria. Dentro de las medidas de flexibilidad interna que las empresas tienen a su disposición, los horarios flexibles y el teletrabajo son las mejor valoradas. Los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), por su parte, se califican con una media de 4,6 puntos, mientras que las vacaciones o el uso de permisos cuentan con 6,7 puntos. Más de la mitad de las empresas tiene un sistema de horario flexible. De hecho, un 23% tiene un horario con márgenes para entrada y salida. No obstante, el 18% no tiene ninguna modalidad instaurada…
Alejandra Nuño, socióloga y directora de crecimiento en consultora de marca. La pandemia ha sido un reto. No solo para las empresas, sino también para los empleados. Lo nuevo se ha implantado y la llegado para quedarse. Ha cambiado la forma de trabajar en muchos negocios: nuevas adaptaciones, nuevos retos… Y eso supone esfuerzo, nuevos horizontes de adaptabilidad y, en muchos casos, con otro formato, fuera de la oficina, mediante el teletrabajo, algo nuevo también en algunos sectores y marcas. ¿Qué hay, frente a este panorama, del bienestar social y laboral? Se trata de un activo intangible de las empresas que no hay que descuidar y que tendría que estar en su “Top 1”. Según un estudio, el trabajador promedio dedicará más de 34 h a la semana a trabajar, es decir, casi 1.800 horas al año. Y eso es la teoría. En la práctica, son muchas más horas las que afrontamos para cumplir con los objetivos del trabajo. En este contexto, sentir que la empresa se preocupa por sus trabajadores es clave. Es una inversión, no un desafío, y deriva en rendimiento. Pasamos una gran parte de nuestra vida en el trabajo, eso es una realidad. De este modo, cuanto mejor clima exista y más realizados nos sintamos, mucho mejor, ya que esto se traducirá no solo en un beneficio físico, sino también emocional y laboral. Así, no hay mal que por bien no venga. Las empresas se tienen que poner las pilas y empezar a subir en sus escalas de valores el bienestar laboral. Al fin y al cabo, es primordial para que sean competitivas. Se trata, simplemente, de que los empleados se sientan realizados y, en contraprestación, cumplan con sus objetivos. Está demostrado que la felicidad genera productividad. El tiempo pasa volando y, sin darnos cuenta, ya…
El Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos considera imposible aplicar con efectividad la norma que desde el pasado 12 de mayo obliga a controlar el horario de jornada laboral en las empresas, y en su lugar aboga por admitir una declaración responsable por parte de trabajador y empresa de que se cumple el horario, disponiendo de canales de denuncia en caso de incumplimiento. Así lo explicó en declaraciones a Servimedia el presidente del Consejo, Fernando Santiago, quien aseguró que, aunque la medida debería ser beneficiosa para los trabajadores, "en su forma de aplicación se convierte en perjudicial tanto para los trabajadores como para las empresas, entre otras cosas por su incumplimiento". Para Santiago, la medida es fácil de implantar en trabajos de oficina, pero "vivimos en un mundo en el que cada vez más gente apenas toca la oficina, hay mucho trabajo en la calle o a domicilio". Además, para el presidente de los gestores administrativos, "aunque estamos en el siglo XXI, en la era de la informática, ésta no ha generado un sistema suficientemente fiable para fichar y comprobar que se está haciendo de forma correcta". En este sentido, Santiago apuntó que, por el lado del trabajador, una persona puede fichar por otras, o fichar como si hubiera terminado la jornada y volver a su puesto y hacer horas extra que no se registren, mientras que, por el lado de la empresa, "quien tiene voluntad de incumplir la norma la incumplirá por muchas medidas que se tomen". Por ello, desde el Consejo de gestores administrativos abogan por “dejar de aplicar la variante del derecho latino, en la que el ciudadano es malo por naturaleza y tiene que acreditar que lo que hace está bien, y apliquemos la del derecho anglosajón, en la que vale una declaración responsable por…