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Pascual

Grupo Pascual: la apuesta por el ciclo de calidad como motor de excelencia 

“Queremos ser capaces de gestionar bien toda la subida de costes para llegar al consumidor sin perjudicarle mucho”  “La tecnología nos permite estar más cerca del consumidor y ser mucho más eficientes” Resiliencia e innovación. Estos dos términos son vitales en el ADN de Grupo Pascual, una empresa familiar que nació para dar salida a otra al borde de la quiebra y que, a día de hoy, ha convertido sus productos en elementos casi imprescindibles de las casas de todo un país. Pero, ¿cómo ocurrió?  “Mi padre cogió la empresa en el año 69. Entonces era una cooperativa que había empezado a producir leche. A él llegó el encargo desde Caja de Burgos de una empresa que estaba muy bien, que era de Aranda y que producía, pero no vendía. Él era comercial y vio que teníamos un producto, pero no el que quería el consumidor, así que buscó la forma de darle lo que realmente necesitaba”.  Con estas palabras, Tomás Pascual, actual presidente de Grupo Pascual e hijo del fundador de mismo nombre, recuerda con Capital cómo fueron aquellos inicios empresariales donde se concluyó que el problema era que “se trataba de leche pasteurizada que hacíamos en Aranda de Duero, pero tenía sólo dos días de vida. Y en ese plazo, había pocos mercados para poder transportarla y venderla”.  ¿Qué hizo su padre para revertir la situación? “Él había estado en Reino Unido y de ahí cogió la idea para buscar un tratamiento térmico parecido a la pasteurización que ayudase al producto a tener una vida mayor, y a su vez un envase que lo ayudase”. Así llegó el tetabrik uperizado a nuestro país como modelo de éxito.  “Al final, lo único que hizo mi padre es dar a los consumidores lo que ellos querían. Trabajar constantemente para aportarles…
¿Por qué proyectos como Mide no han triunfado en España? Ha fallado el pegamento. Cada uno tiraba por su lado, pero la Comunidad de Madrid hace muchas cosas; también las empresas y las universidades. El ecosistema que el MIT ha puesto en marcha en Boston se ha construido observando que, o trabajan juntos los grandes grupos de interés (emprendedores, empresas, sector público), o el impacto acaba diluyéndose. No es fácil juntar a todos. Tenemos mucho interés en que salga. Trabajando juntos, lo vamos a conseguir. ¿Cómo ha sido su experiencia en Calidad Pascual? Pascual ha sido una compañía tremendamente innovadora desde el principio. Su fundador, Tomás Pascual, inventó el brick. Permitía mantener la leche durante meses; antes solo aguantaba dos días en la nevera. El brick se almacena con facilidad y puede llevarse a todos lados. También cambió el mercado al mezclar leche y zumo en el bifrutas. La crisis provocó que la compañía tomara menos riesgos. Había que recuperar ese espíritu innovador: ser motor, agitar las cosas; sacar lo bueno de la gente. Y en esta compañía hay un talento fantástico. ¿Cómo está funcionando? Pusimos en marcha Pascual Startup. En la primera edición, la de 2016, recibimos 252 proyectos de fuera. Proyectos fantásticos. En la segunda han llegado 360. En paralelo hemos creado una iniciativa de intraemprendimiento. Nuestros empleados nos dijeron que querían participar. Se han unido trabajadores de todas las áreas de la compañía. Desde septiembre hemos recogido 600 ideas relacionadas con productos y servicios, internacionalización, nuevos negocios y personas, la vida de la empresa. El que más contribuciones ha hecho es un responsable de almacén de Asturias. Este grado de participación anima mucho. Empoderar a la gente para que pueda liderar es muy motivante para ellos. ¿Cómo se organiza el trabajo? Se presentan las ideas a unos mentores…